El origen de las letras del alfabeto

En la carrera de un diseñador gráfico la practica de la caligrafía, de la que surge el  lettering, es básica  para el desempeño de su profesión. Al entender cómo se forman y de donde surgen las letras del alfabeto creamos elementos gráficos como logotipos o rótulos con un potente mensaje visual.

La caligrafía es la forma de plasmar belleza visual en la palabra escrita y la letra es el elemento estrella. La figura del calígrafo llevaba muchos años en declive pero hoy en día el lettering está de moda y el trabajo artesanal vuelven a valorarse. Aquí os dejamos un articulo con 7 artistas del lettering actuales.

El diseñador se encuentra continuamente ante las letras del abecedario teniendo que construir con ellas un mensaje potente que cale en el cliente y llegue al  consumidor y para construir ese mensaje queremos revisar el significado de las letras, retrocedemos a los orígenes del abecedario y contaros brevemente la historia de las letras del alfabeto.

Historia del alfabeto

Las letras de nuestro alfabeto proceden sobre todo del abecedario fenicio, que se extendió en los pueblos de Asia Menor a partir del siglo XV a. JC. Gracias a los continuos intercambios comerciales en todo el Mediterráneo, el alfabeto fenicio fue adoptado progresivamente en Grecia, donde fue perfeccionado posteriormente. En Italia, el alfabeto griego influyó considerablemente sobre el abecedario etrusco, del que, a su vez, evolucionó el alfabeto latino (siglos VIIIII a. J.C.), que es el abecedario oficial del mundo occidental.

Los orígenes de cada letra.

A: procede de la primera letra del alfabeto fenicio, alef, que representaba un sonido consonántico y significaba «toro»; en el alfabeto griego, el signo (alfa) pasó a designar la vocal A.

B: procede de la letra semita bet, que significaba «tienda», «casa»; precisamente el dibujo de una tienda doble dio origen al signo escrito de la actual letra B.

C: procede de la letra gamma del alfabeto griego, que a su vez procede del semita gimel, que significa «camello».

D: procede de la delta griega, que a su vez es idéntica a la dalet fenicia. El significado de estas letras era «puerta», objeto que determinó también el primer signo de la D: un triángulo invertido.

E: en el alfabeto griego existían dos “ees”, la E breve (epsilon) y la E larga (eta). Se cree que el significado antiguo de estas letras era «pequeña abertura, ventana».

F: se remonta a la digamma de los poemas homéricos, que ya en la época clásica empezó a desaparecer en el propio alfabeto griego. Sin embargo, el sonido F procede de la phi griega que inicialmente tenía un valor fonético del grupo ph latino.

G: letra de origen romano surgida de su diferenciación con la C.

H: procede del fenicio het, que significaba «recinto», «vallado», el límite tras el que se entra en un nuevo mundo. En griego era una E larga (eta) precedida de una aspiración.

I & J: variantes gráficas de la letra fenicia yod, que significaba «mano», y de la griega iota, ambas con originario valor semiconsonántico.

K: procede del fenicio kaf, que significaba «palma de la mano». Pasó al alfabeto griego como kappa y fue conservada por el latino hasta que la suplantó la C.

L: procede del fenicio lamed, que indicaba el aguijón para los bueyes, es decir, el instrumento para guiar al animal. En griego fue la lambda.

M: procede del fenicio mem y representaba todo movimiento fluido, como, por ejemplo, el del mar. Expresaba también la capacidad de multiplicarse y asumir cualquier forma, como el agua, que toma la forma del recipiente que la contiene.

N: conserva la forma gráfica asumida en el alfabeto latino, pero procede del semita nun, que indicaba cualquier forma de vida en el agua.

O: procede del fenicio ‘ayin, que significa «ojo». Más tarde la O se usó como el símbolo del origen de todas las cosas.

P: procede del fenicio pe. Indicaba la boca y todas sus funciones.

Q: procede del fenicio qof. Indicaba la nuca, la parte posterior del cráneo.

R: res en fenicio, significaba «cabeza». Se convirtió en el alfabeto griego en la líquida rho, de la que deriva nuestro sonido actual. Además de la cabeza, indicaba al jefe de una tribu y la capacidad de dominar con la vista desde lo alto.

S: procede del griego sigma, que asimiló los sonidos sibilantes sinsamek. Éstos indicaban los dientes y el pez, considerado por los fenicios como el sostén del mundo.

T: procede de la última letra del alfabeto fenicio taw, que más tarde pasó al griego como tau. Su significado era «signo», «cruz», pero también unión perfecta entre macho y hembra.

U; V; W: Y: todas proceden de la misma letra del alfabeto fenicio, la waw, que en un principio poseía sonido consonántico de U. Su significado principal era «clavo».

Indicaba también la copa que se alzaba durante el sacrificio en honor de los dioses.

X: letra introducida en el alfabeto griego con pronunciación mixta de KS y que indicaba probablemente un vínculo entre lo que está arriba y lo que está abajo, un secreto que se desvela sólo durante una «cierta» relación.

Z: corresponde a la zeta griega; se introdujo en el alfabeto latino en la época de Cicerón para las transcripciones de las palabras griegas.

Las imágenes y el texto de este artículo provienen del libro: “Diseño gráfico publicitario” (Volumen II : El creativo (cont.). El ejecutivo gráfico).

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